
Estoy en tus manos,
ahí me siento bien,
calma,
... feliz!.
No quisiera tener que abandonarlas
pero me ordena la sensatez
y esta lucha por lo que debo y quiero hacer,
con vencedor conocido de antemano,
elegido a dedo por la conciencia (¿lucidez?).
aunque a veces creo que es peor que mi propia insensatez
porque no entiende de libertad,
no sabe de lejanías,
nunca probó un sorbo de miedo o ración de cobardía
así, esta conciencia como matemática exacta,
me destierra de los deseos,
encarece ilusiones,
abarata .. desganas..
Y una vez que me bajo de tus manos
vuelvo a la misma demanda,
¿qué merece mi vida?
¿qué o cuándo gana?..
Imagen recogida de la red